Confianza. Supongo que a buena parte de las personas que se han adentrado en el mundo de la meditación le han asaltado pensamientos del tipo “Creo que esto no es para mí”, “Lo veo todo muy complicado, esto es más bien para los orientales o los budistas”, o “Por mucho que lo intento no puedo estar cinco minutos sentado sin hacer nada”. Son los clásicos obstáculos que surgen nada más comenzar el camino. Sería una buena estrategia reconocerlos y acogerlos como lo que son: pensamientos que surgen cuando nos enfrentamos a algo completamente nuevo y, en muchas ocasiones, desconcertante También sería interesante recordar que este es un camino trillado: millones de personas, desde hace miles de años, se han internado en este camino antes que nosotros y han obtenido los frutos que esperaban. Es porque algunos llegaron lejos por lo que nos ha llegado todo lo bueno que podemos esperar de la práctica. Así que confianza: otros muchos ya han transitado estos senderos. Son seguros. No fáciles, pero sí seguros. Podemos confiar también en nuestra propia capacidad para recorrerlos, en nuestros recursos; suelen surgir en los grandes momentos.