Lo que el mindfulness no es
17 de abril de 2024 2024-08-29 21:11Lo que el mindfulness no es
A pesar de la rapidez con la que el mindfulness viene implantándose en la sociedad, no deja de ser curioso cómo todavía hay mucho desconocimiento acerca de lo que realmente significa.
Parece que sigue rodeado de un cierto halo de misterio, exotismo o misticismo sostenido por mitos y estereotipos en su mayor parte erróneos.
Se habla mucho de mindfulness pero continúa siendo un gran desconocido. Podríamos acercarnos a lo que es teniendo claro lo que no es.
Lo que no es la meditación mindfulness:
- Meditar no es dejar la mente en blanco. Es una creencia bastante arraigada, que suele surgir con frecuencia con los cursos o seminarios de meditación entre las personas que se acercan por primera vez a la materia. Y no puede estar más alejada de la realidad; podría decirse que es justo lo contrario: no persigue alcanzar ningún estado concreto ni tampoco pretende luchar con los pensamientos. Su propuesta es simplemente hacernos conscientes de ellos.
- Mindfulness no persigue estados alterados de conciencia, facultades excepcionales o experiencias místicas. Siguiendo en cierto modo con el argumento anterior, no se pretende conseguir nada, no busca experiencias distintas a las que surgen momento o momento; tan sólo pretende hacerse consciente de ellas. Hay un dicho zen que nos sitúa bastante bien con el propósito de la práctica: “Nada que hacer, ningún lugar a donde ir”.
- La meditación no es relajación. Es verdad que puede relajar en ocasiones, sobre todo cuando ya se tiene cierta experiencia, pero en muchas otras puede causar una cierta tensión, ya que estamos desarrollando el músculo de la atención para orientarla a nuestra experiencia tal cual se presenta. La relajación no es el objetivo de la práctica, sino la plena presencia. Con el tiempo, mindfulness nos lleva a la calma, como efecto colateral de situarnos en el “estado mindfulness”.
- No es escapar o alejarse del mundo. Es cierto que la meditación es un ejercicio que ha de hacerse en soledad en muchos casos (a no ser que se acuda a un centro de meditación, y aun así continúa siendo un trabajo personal), pero no implica que nos aleje del mundo. Al contrario de lo que pudiera pensarse, no es una práctica egoísta. Puede acercarnos a los demás de forma más lúcida y amable, con una mayor capacidad de empatía y, en muchos casos, puede derivar hacia un mayor compromiso por las cuestiones sociales.
Estereotipos y mitos
Junto a estos errores comunes en la concepción del mindfulness, también nos encontramos con estereotipos o mitos que distan mucho de ser ciertos.
En su mayoría tienen connotaciones negativas y los hay, por el contrario, que pecan por exceso de optimismo. Por ejemplo, en el primer caso, nos encontramos con los mitos de la dificultad de la postura (sin embargo, puede practicarse perfectamente sentado en una silla; no hace falta adoptar posturas de la tradición oriental, como la postura del loto), o que es propio de budistas (aunque la mayor parte de las técnicas meditativas derivan de esta tradición; se han extraído del contexto religioso para adaptarlas a un público laico), que no están comprobados sus efectos (existen innumerables estudios científicos que han demostrado desde hace tiempo sus beneficios en muchos ámbitos de la salud o el bienestar).
En cuanto a los mitos positivos: pensar que vale para todo cuando no es así. Es un mito propio de meditadores entusiastas que se inician en la práctica, pero mindfulness no es la panacea universal de todas las enfermedades o dificultades, sino una gran herramienta hacia la paz y el bienestar psicológico que tiene sus limitaciones, perfectamente definidas y estudiadas por la ciencia.
